miércoles, 13 de agosto de 2014

Centenario del Congreso de Angostura

 


El 14 de febrero de 1919 comenzó a cumplirse los actos del programa del primer centenario del segundo Congreso de Venezuela, consagrado en la Historia con el nombre de Congreso de Angostura y los cuales se extendieron durante los días  15 y 16, declarados festivos por Decreto del ejecutivo.
         El día 14 amaneció con salvas de artillería en la fortaleza “El Zamuro” y fuegos artificiales en distintos puntos de la ciudad así como izamiento de la bandera nacional en todos edificios públicos y casas particulares. En la mañana en acto solemne en el Palacio de Gobierno se develó un retrato al óleo del Libertador leyendo su discurso al Congreso, pintura del artista José Eugenio Montoya.  El discurso estuvo a cargo de don Hilario Machado. 
Visita a los trabajos de refacción del Hospital Las Mercedes y festejos populares en los barrios San Isidro, Paseo Meneses, San Antonio, Puente Gómez, Paseo Gáspari, Plaza Miranda, La Concordia, Los Coolies, Santa Ana, Guzmán Blanco y La Alameda.
Por la noche iluminación eléctrica extraordinaria en la Plaza Bolívar y en el Paseo Falcón, fuegos artificiales y concierto por la Banda Gómez.
         El programa de actos comprendía también un certamen literario promovido por el Ejecutivo del Estado para conmemorar el primer centenario del Congreso de Angostura.  El mismo fue ganado por el poeta zuliano Udón Pérez con el soneto siguientes:.
“Mi voluntad que asume firmeza de cizalla / mordió el metal de verso resistente y sonoro  / y fue cortando, iguales, recios discos de oro / que fingen lunas sueltas de un peto de batalla / Labrando mis buriles medalla tras medalla / de la nativa Gesta resume el decoro / luchas, caídas, triunfos… y entre sublime coro / de próceres, el Prócer que al Ande alzó su talla / Ostentan al reverso los áureos medallones / en límpidos esmaltes heráldicos blasones / cadenas y leones, iris, armas, cárceles… / y en armoniosas cifras, en torno a emblemas tantos / de Libertad y Patria los nombres sacrosantos / tejidos entre luces de palmas y laureles”.
Un accesit fue otorgado a la composición del poeta upatense  F. Cova Fernández:
Los barrios que circundaban el centro urbano, no se quedaban atrás en la ocasión de una efemérides sino que muy espontáneamente se sumaban.  Así en los barrios de la calle San Isidro y en los Paseos Meneses y Gury se reunieron para celebrar individualmente la fecha y luego de ofrendar flores al Padre de la Patria, se trasladaron a la Lajita y en el frontis principal de la casa de San Isidro donde habitó el Liberador,  colocaron una lápida simbólica y conmemorativa del primer centenario del Congreso de Angostura.  La casa era entonces propiedad de la sucesión Juliá García.  En este acto llevó la palabra el doctor José Gabriel Machado.  Hubo una ternera a la llanera en el sector conocido como La Busca, obsequio a los habitantes de los barrios San Isidro, Paseo Meneses y Gury.  Por la tarde hubo Palo encebado, sartenes y  fuego artificiales.
El Presidente del Estado, Marcelino Torres García, decretó para perpetuar la gloria del histórico Congreso de Angostura, la  “Plaza de la Ley”,  monumento alegórico en mármol.  Asimismo, creó una Escuela de Artesanos con el nombre de “Escuela Vallenilla” en recuerdo del primer secretario del Congreso; una Plaza con el busto de Francisco Antonio Zea denominada “Plaza de la República” y decretó la Sociedad de la Historia, corporación de carácter literario.  El Concejo Municipal, por su parte, acordó un retrato al óleo de Cristóbal Colón en el salón de sesiones y restaurar los edificios públicos municipales que así lo requiriesen.






martes, 12 de agosto de 2014

El Obelisco de Ciudad Bolívar



Tras la muerte de Juan Vicente Gómez, el actual Obelisco de la Plaza Maturín, fue blanco de la furia antigomecista, pero, afortunadamente, no lo derribaron sino que maltrataron sus alegorías de bronce exaltando al Dictador.  Algo similar le ocurrió a la ausencia del Presidente Antonio Guzmán Blanco, progresista, pero tildado o sentido como autócrata.
         La prensa local informó de las manifestaciones contra todo lo hecho por los gobernadores de turno para exaltar la persona del dictador.  Fue así como un grupo de citadinos encabezado por Alida y Trina Gambús, Hortensia y Armida Suegart, Miguel María Escalante y Carlos Kleyser, echaron abajo la alegórica triada escultural de bronce que en el Obelisco se apoyaba en el lema  “Venezuela, Paz y Trabajo”.  Dos años antes de la muerte del Dictador manos ocultas modificaron el lema sustituyendo la “Z” por el monosílabo “SA” con lo cual resultó la frase  “Venezuela pasa trabajo”.
El Obelisco fue erigido como un monumento a la Federación,  para conmemorar el 27 de abril de 1870, fecha en la que el general Antonio Guzmán Blanco inició la recuperación del Poder arrebatado por la Revolución de los Azules al líder de la Guerra Federal Juan Crisóstomo Falcón.  Fue decretado el 23 de mayo de 1873 por el Presidente de la Provincia de Guayana, General José Gabriel Ochoa, e inaugurado el 27 de abril de 1874, coronado con un busto del “Ilustre Americano”  que posteriormente, el 28 de octubre de 1889, fue eliminado por decreto de la Asamblea Legislativa  que entonces presidía el diputado Doroteo de Armas.
Durante el Gobierno del General Marcelino Torres García el Obelisco fue incorporado a la llamada Plaza de la Rehabilitación levantada en diciembre de 1916 y mediante un concurso ganado por el artista guayanés Juan de Dios Baldivián se le incorporó la triada escultórica de bronce que fue sacada de cuajo por la muchedumbre el día que se informó del fallecimiento del hombre que sojuzgó al país por espacio de tres decenios.
El Obelisco, libre de bustos y alegoría, quedó de todas maneras de pie con su  estructura de ladrillo y mezcla mulata, como Monumento  a la guerra Federal en la que por cierto, Guayana no tomó parte, pero si algunos guayaneses connotados como José Gabriel Ochoa, quien estuvo al lado del General Ezequiel Zamora, a quien conoció siendo este Comandante de Armas de la provincia de Guayana.
Cuando estalló la Guerra Federal, gobernaba Guayana Juan Bautista Dalla Costa, quien mantuvo al Estado al margen de esa cruenta guerra que arruinó la economía de Venezuela y mutiló  buena parte de su población.
En 1961, siendo Gobernador del Estado el ingeniero Leopoldo Sucre Figarella y a propósito del centenario de la Capital del Estado Monagas, se le quiso rendir homenaje a la ciudad de Maturín donde Piar, Libertador de Guayana,  ganó tres batallas consecutivas durante la Guerra de emancipación,  y se aprovechó el Obelisco desolado para fundar en su torno la “Plaza Ciudad de Maturín”.  Para cuya inauguración vino el gobernador de ese Estado así como los miembros del Concejo Municipal.
Luego de una sesión solemne de la Municipalidad presidida por el concejal Luis Felipe Pérez Flores, las autoridades managuenses fueron declarados Huéspedes de Honor, firmaron el Libro de Oro de la ciudad y finalmente se trasladaron a la Plaza para cumplir el programa inaugural, donde intervinieron el profesor José Francisco Miranda, el vicepresidente del Concejo Municipal de Maturín. Doctor Juan Carlos Millán y el bachiller Luis Felipe Pérez Flores.
La Plaza Maturín, cuyo atractivo principal es el Obelisco luce hoy integrados al Liceo Fernando Peñalver.



domingo, 27 de julio de 2014

CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA



Cuadrilla de la Colonia Alemana de Ciudad Bolívar en el desfile de las fiestas del centenario de la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1911 encabezada por Pierre Schaeffli, padre del amigo Otto Schaeffli, por muchos años Gerente de Avensa.
El 10 de marzo la legislatura eligió al Gral. Julio Sarría Hurtado y al Dr. Alberto Smith, senadores por el Estado Bolívar. Días después y con vista a la celebración del centenario de la Independencia, el presidente del estado dictó importantes decretos dirigidos a mejorar la calidad urbana y social de la ciudad.

Se refaccionó la Iglesia Catedral a solicitud del obispo Monseñor José María Durán y encargó al señor J. Montiel R. construir de concreto y cemento las gradas de la entrada principal.  Asimismo, de granzón y ladrillo picado, con capa de cemento romano, el piso de la entrada principal de la Iglesia, comprendido entre las gradas del atrio y la puerta mayor, con una longitud de 10 varas y 5 y media caras de ancho.

Construcción del Paseo 5 de Julio, con una longitud de 2.600 metros y 14 de ancho, desde el extremo norte del Dique hasta unirse el Paseo El Porvenir en la esquina de la Democracia.  Transformación de la Plaza Farreras en un parque de acuerdo con el plano propuesto por le ingeniero Abrahám Tirado, y para lo cual el Gobierno destinó Bs. 4.033,75.

Foto: Inauguración del Paseo o Avenida 5 de Julio de Ciudad Bolívar homenaje de Juan Vicente Gómez al centenario de la Independencia  (5 de julio de 1911)Desfile inaugural del  Paseo 5 de Julio con el retrato de Gómez al frete.



La Junta del Centenario de la Independencia la presidía Luis Aristeguitea Grillet y estaba integrada por ciudadanos ligados a la ciencia, la historia, la literatura, las artes, la industria y el comercio e incorporaba además a los gremios y asociaciones de médicos, abogados, farmacéuticos, ingenieros, comerciantes, periodistas, tipógrafos, albañiles, zapateros, talabarteros, sastres, carpinteros, latoneros, plateros, músicos, artistas, literatos, criadores, panaderos, pescadores, barberos, a la Logia, clubes deportivos y Centros científico, literario y de estudiantes.  De igual manera los periódicos y  revistas    El Luchador, Horizontes, Ecos de Angostura, El Anuncio, El Estimulo, Gaceta Oficial del Estado Bolívar, Gaceta de los Tribunales, Gaceta Municipal y, La Época, que comenzó a circular como diario el 3 de mayo de 1910, dirigido por el escritor y poeta Edmundo Vander Biest y dos meses después (5 de julio) se transformo en revista quincenal.

Me gustaArco de triunfo erigido por la colonia francesa con retratos de Bolívar y Napoleón, el 5 de jlio de 1911, con motivo del centenario de la independencia.


En torno a la celebración del primer centenario de la Independencia con un programa amplio y profuso de  obras y eventos sociales, artísticos y deportivos, se puso de manifiesto el entusiasmo general del pueblo. Por primera vez se dio un encuentro de Béisbol que a través del tiempo terminó imponiéndose al tradicional jugo de pelota popularmente conocido como Rondá, s se acrecentó la actividad taurina como la hípica y teatral, pero, la obra cumbre fue La Electricidad.  Ciudad Bolivar comenzó a tener energía eléctrica permanente en sus casas y calles a partir del 5 de julio de 1911, cincuenta días antes de renunciar a la Presidencia del Estado, el general Arístides Tellería luego de una divergencia con el Poder Nacional por cuestiones relativas a la administración de ejidos.  Lo suplantó el 24 de agosto el doctor Luis Godoy, presidente del Consejo de Gobierno.Carroza de la navegación, sobre ruedas, durante el desfile por el antiguo Paseo Falcón de Ciudad Bolívar, el 5 de julio de 1911, con motivo del centenario de la Independencia.
Carroza de la navegación, sobre ruedas, durante el desfile por el antiguo Paseo Falcón de Ciudad Bolívar, el 5 de julio de 1911, con motivo del centenario de la Independencia.

sábado, 1 de febrero de 2014

Antiguo Hotel Bolívar



 Según la información hemerográfica de que dispongo, la imagen corresponde al antiguo Hotel Bolívar inaugurado en 1900 por el comerciante Emiliano Eugenio Monch.  Allí se dio a conocer por primera vez en noviembre de 1901 el Bioscopio un prototipo de cinematógrafo en el que se exhibió la película “El Famoso baile de la serpentina” y la “Destrucción del vapor de guerra Maine”.  Este hotel de la Calle Orinoco como entonces se llamaba,  pasó después a propiedad de José María Méndez, quien lo vendió en 1935 a la señora Ana María Stevenson.  Finalmente el hotel dejó de funcionar y al anexo moderno porticado se le dio otro destino vinculado con el Resguardo fluvial y el depósito de cabotaje cedido por el Gobierno central para la construcción del Gran Hotel Bolívar, hoy Hotel Colonial, inaugurado en 1952.  La peana y busto que vemos en la imagen corresponde al Monumento erigido al General Juan Crisóstomo Falcón  e inaugurado el 28 de octubre de 1901 por el gobernador Julio Sarría Hurtado.  El Busto fue reubicado en 1966 en la parte posterior al Gimnasio Cubierto.

viernes, 31 de enero de 2014

Cipriano Castro en Ciudad Bolívar


El General Cipriano Castro, quien inició la era de los andinos en el Poder y se proclamó heredero de un liberalismo que lo endiosaba en exceso, fue objeto durante cinco días en la capital bolivarense de los más cálidos tributos rendidos a gobernante.

Desde el sábado 29 de abril hasta el miércoles 3 de marzo de 1905, se exornaron los frentes de las casas bolivarenses con banderas nacionales y amarillas (color de los liberales) y las de los extranjeros con las enseñas de sus respectivos países, para darle la bienvenida al Presidente de la República, general Cipriano Castro.

La Plaza San Antonio en el Paseo de su nombre, hoy avenida Moreno de Mendoza, fue adornada y se construyeron arcos de varios puntos de la ciudad. En la Plaza “La Restauración” del Paseo Meneses y calles principales, el pueblo se divirtió con las cucañas, la música y fuegos artificiales.
El general Cipriano Castro llegó ese día a Ciudad Bolívar, por vía fluvial  desde el puerto de San Fernando, a las 9 de la mañana.  Desde muy temprano una multitud lo aguardaba.  A las siete se divisó el barco por el occidente y desde ese momento comenzaron los repiques de campanas de la Catedral y el tronar de los cañones y fuegos artificiales.

Una comisión integrada por el Obispo de Diócesis, Monseñor Antonio María Durán, el clero, y representantes de la Municipalidad, del Ejecutivo y la Asamblea Legislativa embarcó en el vapor Apure para presentarle el saludo de bienvenida al visitante. Castro hizo el trasbordo y llegó a la playa orinoquense donde lo aguardaba la multitud.  De allí caminó hasta la Aduana en la Calle Miscelánea (Dalla − Costa) donde tenía preparada su habitación.  La gente invadió la calle y el señor Hilario Machado, desde la acera de enfrente dirigió la palabra a Castro, quien se hallaba entre grupo de damas, en el balcón de la Aduana que daba a la calle Dalla Costa.

El diario de la tarde “El Anunciador” de don Agustín Suegart, al reseñar el acto dice que “feliz estuvo el inspirado señor Machado, en su brillante pieza oratoria y sus frases elocuentes y galanes, fueron lluvia de rosas que cayeron en viva profusión a los pies del héroe excelso”.

Castro respondió desde el balcón en los siguientes términos: “Este pueblo que tengo a mi vista y en cuyo semblante leo que no es lo se me había pintado, este  pueblo es honrado y es laborioso y los pueblos laboriosos y honrados son los hijos del deber, que llevarán a la patria a la cumbre de s u destino”.
Estoy maravillado de ese inmenso raudal del Orinoco y presiento que los pueblos asentados en sus márgenes, por él serán conducidos a la cúspide del engrandecimiento”.

Unidos en un solo abrazo, debemos vivir sin rencillas ni enemistades, como hermanos y hermanados los venezolanos con los venezolanos y los extranjeros con los venezolanos y viceversa.  Desde ahora y para siempre estoy con ustedes y para ustedes”.

Castro pasó antes de llegar a la Aduana por varios arcos de palmas y flores.  Uno que decía “Vencedor jamás vencido”.  Otro de la Cámara de Comercio con la siguiente frase: “El Comercio de Ciudad Bolívar saluda al General Castro”  y el de la Casa Dalton & Cia: “Loor al Jefe de la Nación, Gral. Cipriano Castro – Paz, Orden progreso”.

Acompañaban a Castro el Presidente del Estado, Luis Valera; el doctor Julio Torres Cárdenas, Secretario de la Presidencia; general Ramón Tello Mendoza, Gobernador de la Sección Occidental del Distrito Federal, el escritor A. Carnevali Monreal y Dr. José Rafael Revenga, médico del Presidente, quien se hace famoso por sus operaciones de cataratas que devuelve la visión a los ciegos longevos venidos de Upata, Tumeremo y El Callao.

Castro, emocionado por el recibimiento que le tributaba una ciudad que había sido ensangrentada bajo su mandato (Guerra Libertadora), así lo manifiesta el telegrama que al llegar ordena para el general Juan Vicente Gómez, quien se había quedado encargado de la Presidencia:
“A las 9 de mañana de hoy hemos hecho nuestra entrada a está histórica ciudad con un entusiasmo inusitado.  Creo que no ha fallado nadie a la cita; es verdaderamente indescriptible: una locura de recibimiento que raya en el frenesí…”

Gómez responde: “Sea usted feliz y recoja en su corazón ese caudal de gratitud que el pueblo venezolano le ofrece, pues ello le dará, no mayor aliento, pero si más positivas seguridades de que no son estériles los sacrificios que se hacen por la patria y por la humanidad”.

Las publicaciones locales “Boletín Comercial”, “El Centinela” y “Horizontes” dedicaron sus ediciones a exaltar la figura de Castro.  El diario de la tarde “El Anunciador” editado por el liberal consumado como el general Agustín Suegart, no podía quedarse atrás y público una edición extraordinaria con los  siguientes títulos “La Restauración Liberal” por Cleto Navarro, jefe de redacción del diario; “Mi Opinión por le doctor José María Emazabel”; “Castro Guerrero” por el doctor J. M. Agosto Méndez; “Castro Político” por el doctor Antonio María Delgado; “Castro Legislador” por el doctor Cipriano Fry Barrios y “Castro Progresista” por le doctor Carlos García Romero. En la misma edición apareció el discurso de bienvenida de don Hilario Machado.

Un ejemplar de este número extraordinario, impreso en raso amarillo y orlado con una cita tricolor recibió Castro como obsequio en audiencia especial concedida al cuerpo directivo y de redacción del diario “El Anunciador”.  Entonces dijo: “El Anunciador es no sólo el decano de la prensa del Estado, sino también su abanderado”.  Tres meses después se arrepentiría, pues lo clausuró de un solo plumazo.
Por la tarde, El caudillo de la Restauración caminó la calle La Alameda para presenciar una tarde de toros coleados en su honor.  Posteriormente asistió a la Retreta de la Plaza Bolívar y luego cerró el día con un baile de gala en su honor ofrecido en la Casa de Gobierno.  Castro inició la fiesta bailando el vals Pamona con la señora del Dr. Eliseo Pérez Vivas, ejecutado por la Banda Castro dirigida por el general Ramón Maldonado.  Las otras piezas, ejecutadas por la Banda del Estado bajo la dirección de Manuel Jara Colmenares, fueron Contradanza Ciudad Bolívar, Vals Blene, cuadrilla Les Ombres Chismoises; Vals Sourires dÁvril y Polea Minuit, en la primera parte.  En la segunda: Danceros, Vals Laura, danza La Violeta, vals Siempre Invicto, cuadrilla Fleurs, vals Enchantee.  La fiesta terminó a las cuatro de la madrugada.

Castro descansó y pasó la noche en el edificio de la Aduana ubicado entre las calles Venezuela y Miscelánea.  Allí los bolivarenses conocieron la primera vez la luz eléctrica generada por una pequeña planta que se trajo de Caracas.

Gumersindo Rodríguez, describe desde Ciudad Bolívar para su periódico                 “El Constitucional” el viaje de Castro por el Orinoco a bordo del vapor Apure: “El retrato del General descansa sobre la columna central, entre trofeos con los colores del arco iris.  Un gabinete privado en cuya puerta de acceso hay un escudo de la Nación bordado en raso y elegantes cortinas de punto japonés.  La toilette constituye un gran lavado de mármol rosa y nogal con exquisitos servicio de aguas y esencias de Guerlain., Pinaud y Atkinson. Frente al tocador un espejo estilo Renacimiento y en caja de piel de Rusia y almohadilla en seda de colores, los juegos de peines y cepillos  incrustados de plata de marfil.  Sobre la mesa del mismo estilo, un elegante paño de terciopelo carmesí.  Diván de descanso, corte Luis XV.  La cama amplia, rodeada de ventiladores eléctricos y cubierta por artistas sobrecama de raso azul y encajes blancos”.

Al siguiente día, domingo 30,  Castro asistió a un Te Deum oficiado por Monseñor Antonio María Durán y en el que habló el presbítero Dr. Nicolás E. Navarro, Rector del Seminario Metropolitano de Caracas, quien vino expresamente con ese objeto.  Luego hubo una recepción oficial para saludar a los representantes de las instituciones locales.  Seguidamente se organizó un paseo por el Orinoco abordo de los vapores Delta y Apure en los cuales embarcaron unas 800 personas.  El paseo fue hasta las bocas del río Marhuanta,  a dos leguas de Ciudad Bolívar. Un vapor de guerra al mando del general Delgado Chalbaud que venía de escolta del Presidente se hallaba fondeado en San Félix.  El Delta y el Apure anclaron en La Peña donde tenía su vivienda Pedro Mariño.  Allí hubo una ternera que terminó a las tres de la tarde cuando regresó para estar presente en los toros coleados en una improvisada manga construida en La Alameda.  Finalmente el General montó un caballo y se puso a trotar por los alrededores de la ciudad.

Para este día estaba provisto un críquet – mach ofrecido por el “Venezuela Cricket Club” que al final no se dio.  Lo que si se dio fue un banquete ofrecido por el Concejal Municipal en Hotel Decori y un lunch en el “Club Unión Comercial”  después de una Revista Militar en la Plaza Miranda, frente al Capitolio, luego de la revista el general Castro fue conducido al Club por Santos Palazzi, Luis Godoy, Julio Tomassi, José Acquetella, Emilio Uncein, O. Grossmann y José Ortiz.  Ofreció el banquete el doctor                  Luis A.  Natera Ricci, entonces presidente de la Municipalidad.
Castro tras un día de descanso, se despidió de los bolivarenses el 3 de mayo a bordo del vapor Apure.  Mientras estuvo en Ciudad Bolívar, su esposa, la cucuteña Zoila Rosa Martínez, bella y huérfana, permaneció de paseo en la isla de Trinidad.

Antes de irse, Castro visiblemente emocionado por el caluroso recibimiento que le tributaron los bolivarenses, aceptó las suplicas de poner en libertad a los siguientes adversarios de su Gobierno, presos en la Cárcel Vieja: General Simón Tabares, Pedro A. Romberg y Agustín Barrios; coroneles Ladislao Rosales, José Ballenilla Marcano y Toribio R. Prospert; civiles doctor Luis F. Vargas Pizarro y Ascensión Rojas Vásquez.  Finalmente accedió derogar el decreto de expulsión que pesaba sobre el comerciante Merino Palazzi.

Quedaron más presos en la Cárcel alegando ante una comisión de damas que sería peligroso dejar las cárceles vacías.  Además “esos presos no son míos. Son prendas de seguridad de la República, siempre dolorosas, pero siempre también necesarias al orden de sus sistema, al amoral de sus costumbres, al decoro de su nombre”.

Castro llegó de regreso el 15 de mayo a Caracas después de visitar Carúpano, Cumaná y Margarita, abrumado de discursos, bailes, toros coleados, Champagne y arcos de triunfos